
El pasado viernes 25 de Octubre celebramos el VII Ágora de Familias en el Centro Social Moreras, sede de nuestra Asociación Pitágoras. Como siempre, el tema se develaría esa misma tarde y, reunidos en nuestra sala habitual después de la Asamblea de Socios, Pamela de Oro y Patricia Álvarez inauguraron la reunión y nos dieron dos gratas sorpresas: la temática propuesta era “La creatividad y las altas capacidades” y la sesión estaba a cargo de Lucía Hervás Hermida, socia, amiga y una gran profesional; doctora en educación, artista y arteterapeuta.
El ágora comenzó con algunas preguntas disparadoras:
¿Qué es para ti la creatividad?
¿Te consideras una persona creativa?
¿Tu hijo es una persona creativa?
También nos animaban a pensar en alguna actividad creativa que hubiéramos hecho en los últimos días.
Descubrimos en el debate que tenemos un concepto algo limitado (y limitante) de lo que es la creatividad y, sin darnos cuenta, tenemos asociada la creatividad a la expresión artística, cuando se puede ser creativo de muchas maneras, en múltiples aspectos y en los más variados campos de acción.
Nos costaba menos aceptar que nuestros hijos eran creativos que ver nuestra propia creatividad, y también creíamos erróneamente que para ser creativo había que ser completamente original, cuando hay un rango muy amplio entre copiar e innovar, en el que cada uno puede inspirarse o tomar elementos de la realidad para crear algo propio y nuevo, pero inevitablemente relacionado con creaciones o ideas existentes.
Una característica muy habitual y casi inseparable de las altas capacidades es la creatividad y esto no se debe a ningún don ni halo mágico que las sobrevuele, sino que es una consecuencia directa de la curiosidad, complejidad, arborescencia de pensamiento, intensidad y sensibilidad que traen asociadas. Desde esa realidad intrínseca, la percepción del mundo exterior y cualquier actividad que se aborde será indudablemente compleja, profunda y única.
Lucía expuso algunas definiciones para animarnos a debatir y explorar el término creatividad desde distintas perspectivas.
La RAE, por ejemplo, utiliza en este caso una de sus habituales definiciones en que las palabras se refieren a sí mismas y nos deja un poco en ascuas y en un bucle de dudas, como antes de la consulta.
creatividad
- f. Facultad de crear.
- f. Capacidad de creación.
Algunas otras definiciones nos dan más pistas y nos invitan a reflexionar:
Según Margaret Mead: “La creatividad es el descubrimiento y la expresión de algo que es tanto una novedad para el individuo creador como una realización en sí mismo”.
Manuela Romo dice: “La creatividad es una forma de pensar cuyo resultado son cosas que tienen a la vez novedad y valor”.
Henri Matisse: “Crear es expresar lo que se tiene dentro de sí”.
Mihaly Csikszentmihalyi enfoca la creatividad como la capacidad de resolver problemas. Aquí algunas de sus definiciones:
“La creatividad es cualquier acto, idea o producto que cambia un campo ya existente, o que transforma un campo ya existente en uno nuevo”.
“El acto creativo implica el descubrimiento del problema, tanto como su solución”.
“La creatividad es el estado de conciencia que permite generar una red de relaciones para identificar, plantear y resolver problemas de manera relevante y divergente”.
Según Edward De Bono “La creatividad es una aptitud mental y una técnica del pensamiento”.
Guilford nos anima a descubrir la propia cuando afirma que “La creatividad se refiere a las aptitudes que son características de los individuos creadores, como la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y el pensamiento divergente. No es el don de unos pocos escogidos sino una propiedad compartida por toda la humanidad en mayor o menor grado”.
Una preocupación bastante generalizada entre los participantes era partir de la afirmación de que todos somos creativos y de que existe una mayor predisposición o potencial creativo en las personas con altas capacidades y la enorme responsabilidad, la presión o exigencia que eso puede despertar en nosotros para con nuestros hijos, en ellos y en nosotros mismos.
¿Cómo hacer para no desaprovecharla? ¿Cómo desarrollar el potencial? ¿Cómo atinar con la actividad o área en que puedan expresarse con más profundidad o intensidad? ¿Cómo encontrar la medida justa en la que apoyar o fomentar no se transforme en una presión que acabe extinguiéndola?
¿Acaso por tener altas capacidades y tener una alta creatividad estamos obligados a hacer un aporte único, relevante y original a toda la humanidad? ¿No deberíamos usar nuestra creatividad de la manera que mejor nos plazca y decidir libremente lo que queremos ser? ¿Dar a nuestros hijos herramientas y opciones, pero dejarles también que decidan libremente qué harán con sus vidas y con su potencial?
Una pregunta interesante que surgió en medio de todas estas cuestiones fue ¿Es egoísta tener potencialmente la capacidad y la creatividad para hacer grandes aportes a la sociedad y decidir dedicarnos a nuestra familia, o a una profesión, la que sea, sin buscar la excelencia ni la cima del éxito?
¿Hace falta dirigir, encauzar, forzar, empujar de alguna manera a nuestros hijos a esforzarse por conseguir una meta, aunque eso les produzca estrés y sufrimiento porque así se han formado y han alcanzado sus metas los grandes personajes de la historia? ¿O debemos enfocarnos en darles amor, confianza y libertad para trazar su propio camino hacia la felicidad o la autorrealización, sin grandes aspiraciones ni expectativas sino en la medida que ellos mismos decidan?
Con esas preguntas en el aire intentamos enfocarnos en que tal vez la búsqueda deba orientarse en motivar a nuestros hijos y poner a su alcance herramientas y recursos, pero sin forzarlos ni presionarlos, porque no se puede obligar a nadie a ser algo que no es. Y lo que ellos son, probablemente no lo descubran a la fuerza sino conectando con sus propios motivos, su fuente de inspiración y el propio sentido que encuentren a la vida.
Continuamos con un juego en el que teníamos que escribir en un papel cosas que creyéramos que favorecían la creatividad y otras que creyéramos la limitaban. Pasamos después en grupos y por turnos, a la manera de los juegos de adivinar de qué película se trata, a representar esas situaciones y ver si los demás descubrían de qué se trataba y qué opinábamos todos al respecto.
Algunas ideas que pusimos en común, en medio de las risas y las ocurrencias de cada grupo de “actores”, fueron que las interrupciones o las críticas nos bloquean, permitirnos conectar con las emociones ayuda, la rutina puede volvernos menos creativos pero a la vez una cierta disciplina puede permitir enfocarse en la tarea, la indiferencia, la imposición, el desprecio de los otros siempre afecta negativamente, estar a gusto, confiar en uno mismo y en los demás puede favorecer en cierta medida pero también acomodarnos en la zona de confort y limitarnos.
Después de las risas y de lo a gusto que nos quedamos con las representaciones, y con el ambiente lúdico y distendido que se había generado, comentamos que aunque haya cosas que favorecen y otras que limitan la creatividad en líneas generales, es cierto que cada persona puede tener una mayor o menor sensibilidad ante ciertos factores, en su relación con los otros y en la imagen de sí mismos, y lo que a una persona puede anularla a otra quizás le sirva de disparador. Hay muchos ejemplos de genios creativos que han surgido de situaciones muy difíciles o de mucha adversidad, de familias o padres autoritarios y exigentes, de entornos con escasos recursos, de la pobreza, la guerra o la enfermedad. Y nos preguntamos ¿qué hubieran hecho si no hubieran tenido que luchar contra esos obstáculos?
La respuesta no podemos saberla. Tal vez sin inconvenientes no hubieran sido tan enérgicos y perseverantes. O sí. Lo que está claro es que cuando hay potencial, talento y energía creativa, probablemente no haya manera de acallarla o apagarla. Como sea, se abrirá paso y conseguirá fluir, encontrará su canal para expresarse y existir.
Nos rondan cuestiones sobre la delgada línea que separa las ventajas de los inconvenientes de seguir una rutina y de tener disciplina. Por un lado, y lo experimentamos con nuestros hijos y también en primera persona, nos da seguridad, calma, nos sostiene, ayuda y encauza; pero también está la otra cara, en que la rutina se vuelve repetitiva, monótona, y nos desmotiva, aburre y estanca.
Lidiamos a diario con la gestión de los miedos, el perfeccionismo, la frustración, la extrema sensibilidad, la facilidad de distracción, la sensación de ser demasiado o de ser insuficiente, la dificultad para medir y encaminar tantas emociones y tantos pensamientos ¿Cómo se manifiesta la creatividad en medio de todo esto?
Matizamos. Depende de muchas variables cómo influyan los factores externos y la propia personalidad en nuestra creatividad y lo que consigamos hacer con ella. Pero sí estamos de acuerdo en que la motivación es fundamental, la validación, la tenacidad y la persistencia. Y para aliviar esa sensación generalizada y la preocupación de todos los padres y madres presentes sobre cómo saber si lo estamos haciendo bien y de qué manera favorecer que desarrollen todo su potencial sin ser demasiado exigentes ni dar tanta libertad que los lleve a perder el foco y quedarse a mitad de camino, concluimos que tenemos una enorme responsabilidad, pero que no debemos vivirla como una carga sino como una labor que hacemos entre todos. Ayuda pensar que no estamos solos y que, aunque nuestra actitud será siempre muy determinante, nuestros hijos deben nutrirse también de otros referentes: la familia ampliada, los grupos de pertenencia, el colegio, las actividades extraescolares, la asociación y otros adultos y profesionales que puedan acompañarlos e inspirarles en su desarrollo y en sus decisiones.
Como nos pasa siempre en las Ágoras de familias nos quedamos con ganas de más. Este espacio de apertura y reflexión nos deja siempre aliviados, plenos, nos nutre y nos ayuda a sentirnos acompañados y apoyados en esta causa que es la causa de todos: ayudar a nuestros hijos a desarrollar su potencial, a expresar su creatividad, a confiar en sí mismos, pero sobre todas las cosas a ser felices y a ser niños.
Agradecemos a todos los participantes y, principalmente, a Lucía Hervás Hermida por regalarnos esta sesión tan maravillosa sobre creatividad, sobre expresión, sobre altas capacidades y sobre parentalidad positiva.
Lucía es arteterapeuta, imparte regularmente talleres y charlas, y trabaja en consulta con niños, adultos y familias en sesiones individuales y grupales.
Para más información, sus datos de contacto son:
Correo. luciahervashermida@gmail.com
Web. www.luciahervashermida.com
Consulta. C/Real 24, 1ºB·1 · Aranjuez
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